domingo, 15 de noviembre de 2009

UN SUEÑO

UN SUEÑO

Siempre hemos escuchado que “la vida es sueño” pero nunca como ahora he notado lo cierto y profundo de esta frase. Algunas veces los sueños son motores que nos empujan hacia una meta, hacía un objetivo, hacia un deseo, hacia un futuro. Pensamos, ideamos, planeamos, incluso imaginamos nuestra vida de tal o cual manera, soñamos con esa vida y llegamos a vivir de acuerdo con ese sueño. Hay quien sueña con riqueza, otros con amor, algunos para quienes el sueño es poder y fama, en fin, existen gran variedad de sueños. Cada uno tiene un sueño, cada quien sueña con lo que quiere soñar, y todos creemos que si alcanzamos el sueño, invariablemente esto nos dará la felicidad.

En algunas ocasiones vivimos “soñando” sin que finalmente concretemos nada. La vida se nos pasa planeando sin hacer, soñando sin nunca despertar para poder realizar. Otras veces, vivimos tan rápidamente, enredados en el día a día, que nos hace falta detenernos y soñar un poco. Darnos un respiro, contenernos y olvidarnos por un instante de la realidad, para tener oportunidad a que nuestra mente e inclusive nuestro corazón, nos ofrezcan la oportunidad de llevarnos al mundo de los sueños. Incluso, habemos quienes en ocasiones, olvidamos nuestros sueños. Esos sueños que nos hicieron vibrar, esos sueños que nos permitieron emprender el vuelo, ese vuelo que prometía llevarnos hacia el éxito, hacia el amor, hacia la felicidad. Cuando olvidamos nuestros sueños, olvidamos nuestra razón de existir, olvidamos nuestra esencia, olvidamos lo que nos hace sentir y lo que hace correr la sangre por nuestras venas.

Desafortunadamente también hay pesadillas, sueños desagradables, sueños terribles como los que sueñan los niños cuando despiertan gritando y llorando, buscando los brazos de sus padres para encontrar consuelo. Esas pesadillas que todos hemos tenido y que muchas veces llegan sin dar aviso.

Cuando mi madre murió, yo estaba segura de que se trataba de un sueño, de un mal sueño del que no tardaba en despertar. Era imposible lo que estaba sucediendo, no podía creer que de un día para el otro, mi madre ya no estaba. Hable con ella, la escuché, platicamos como siempre, y de repente, ya no estaba, se había ido. Con todas mis fuerzas, con toda mi alma tenía el deseo de despertar, de abrir los ojos y darme cuenta que estaba soñando, que aunque era un sueño horrible, era solo eso, un sueño. Cada día que pasaba, mi mente insistía en decir “no te preocupes, es solo un sueño”, pero no fue así, nunca desperté, nunca soñé, era realidad, ella ya no estaba y jamás la volvería a ver.

En la vida hay momentos en los que en que extrañas mucho a una persona, y quisieras hacerla salir de tus sueños para poder estrecharla fuertemente en tus brazos. Tenerla junto a ti por lo menos unos instantes para poder tocarla, para poder sentirla. Tu mente te hace dudar si existe o solamente es una creación de tu imaginación. Es en esos momentos, cuando deseas con toda tu alma sentir, abrazar y besar a esa persona, es cuando despiertas y afirmas que efectivamente, solo es un sueño.

Entonces, por momentos la realidad es sueño y los sueños son realidades. En ocasiones nuestros sueños nos confunden y nuestra mente nos traiciona creyendo que lo que nos duele y nos lastima es solo un sueño del que vamos a despertar tarde o temprano, cuando en realidad no es así, nunca nos despertaremos. O bien, eso que estamos disfrutando, que nos hace felices, es en realidad un sueño que nuestra mente ha creado como mecanismo de defensa para “creer” que en realidad somos felices cuando verdaderamente no lo somos.

Así que, sean sueños o realidades, habrá que disfrutar lo que venga como venga. Lo malo, afrontarlo evitando a toda costa evadirlo y transformarlo en aparente sueño. Así como la pérdida de mi madre, la he asumido de la mejor manera posible, aceptando que es una realidad y nunca fue un sueño, logré convertirla en aprendizaje, en aprendizaje de vida. Este mal sueño del que lamentablemente nunca hubo despertar, me enseño a valorar lo que se tiene, en el momento que se tiene. Aprendí a nunca dejar pasar tiempo sin decirle a la gente que quieres, cuanto la quieres y lo mucho que significan para ti, porque si no lo haces, puede ser tarde. Aprendí a ser agradecido con la gente que en algún momento te ha ayudado y apoyado y más que nada, aprendí a ser fuerte, a ser valiente y sobre todo y lo más importante, desde ese momento, sé exactamente como quiero que mis hijos me recuerden, de la misma manera en que yo, todos los días, me acuerdo de mi madre.

Pero los sueños buenos, los agradables, los que nos hacen sentir bien, también pueden ser efímeros. También puede despertar uno, de un momento a otro y darnos cuenta de que el sueño terminó y comienza la realidad. Esa vida tranquila y segura sin aparentes problemas, puede ser solo un espejismo de un largo sueño que puede terminar sin que nos lo esperemos. Sin anticiparse, sin anunciarse y sin sospecharlo, puede acabar el agradable sueño, y comenzar la cruda realidad.

Una persona que nos ha dado apoyo incondicional, agradable compañía, amistad aparentemente sincera y un aliento de vida, puede ser también un sueño del que tarde o temprano se despertará cuando la ausencia sea larga, cuando el silencio se vuelva doloroso y cuando finalmente el apoyo sea solo un recuerdo. En la noche del agradable sueño que sirvió para recordar, para reflexionar, para aprender, finalmente se termina despertando. Pero el aprendizaje, vuelve a ese sueño valioso. Finalmente el sueño parece terminar, pero al salir el sol, cuando la noche del sueño ha terminado, se despierta con una sensación de felicidad.

Por lo pronto, habrá que buscar a alguien que te regale una sonrisa, pues basta una sola de ellas para que el más triste día se transforme en otro mejor, despejando de tu mente las pesadillas y los sueños dolorosos. Encontrar a alguien que haga sonreir a tu corazón. Encontrar a quien sea capaz de mostrar las cosas positivas cuando tu estas a punto de tocar fondo y que sea capaz de marcar tu vida y alegrarte cuando mas lo necesitas. Sea sueño o realidad, buscar hasta encontrar a esa persona, ya que la vida no se cuenta por las inhalaciones sino por los momentos que te han cortado la respiración. Si esa persona de verdad existe, cuidala y trata de conservala por siempre, y si no es mas que un sueño, disfrutalo y valoralo mientras dure, que aunque la noche parezca que es muy larga, tarde o temprano, habrá que despertar y darse cuenta cuenta, que el sueño terminó.

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