domingo, 22 de noviembre de 2009

SENTIRSE VIVO

SENTIRSE VIVO

Muchas veces en nuestra vida, vivimos sin realmente disfrutar de nuestra existencia. Vivimos una vida plana y monótona como si nuestro único objetivo fuera subsistir, como si nuestra idea de “vivir” radicara solo en dejarse llevar por las circunstancias, solo moverse a donde los vientos nos arrastren y como si no pudiéramos, o no quisiéramos tomar las riendas de nuestra vida, y vivirla intensamente. Tenemos que vivir pero más que eso, debemos buscar el “sentirse vivo”, como cuando de niños jugábamos, reíamos y disfrutábamos de cada momento. Porque no existe nada mas lleno de vida, que un niño jugando.
Los niños normalmente brincan, corren, saltan, incluso se caen, lloran, buscan consuelo, pero se vuelven a levantar y continúan lo que están haciendo como si nada hubiera pasado. Nada les impide explorar, conocer y adivinar. Son creativos, imaginativos, cuentan historias, inventan, ríen, se enojan, se contentan y vuelven a reír. No paran de hablar, todo preguntan y todo quieren saber. Se asombran, admiran, se apasionan. No existe una prueba más grande de vida, que un niño. A un niño se le nota la sangre correr por sus venas, se le nota la energía, se le nota la vida. A los niños, les gusta sentirse vivos.
Tal vez mientras uno va creciendo, vamos perdiendo vida. Vamos dejando morir al niño que fuimos, vamos perdiendo parte de nuestra esencia y nos vamos trasformando. Dejamos de correr, dejamos de saltar, de jugar como cuando éramos niños, de gozar como cuando éramos niños, de sentir como cuando éramos niños. Cuando caemos, no nos es suficiente buscar consuelo para volvernos a levantar. Si caemos, nos lamentamos, sufrimos, y llegamos a sentir rencor y odio contra quien creemos que nos hizo caer, y difícilmente nos levantamos para continuar con nuestra vida. Nos cuesta mucho preguntar, pues nos da miedo que piensen que somos ignorantes, disimulamos, mentimos y engañamos a otros pero principalmente a nosotros mismos. Cuando crecemos pareciera que deja de correr sangre por nuestras venas. Pareciera que al crecer, dejamos de sentirnos vivos, para solo dedicarnos a vivir, para solo dejarnos llevar, para solo resistir las dificultades de la vida.
Pasamos la vida sin sentir, haciendo lo que comúnmente hacemos, hablando con quien normalmente lo hacemos y asumiendo nuestras “obligaciones” en la vida como si esos fueran nuestras “razones” para vivir.
Para sentirse vivo, se necesita mucho más que sobrevivir, que solo ver pasar la vida. Mucho más que dejarse vencer por la rutina. Pasan los minutos, las horas, los días y los años, sin que sintamos que hemos vivido, sintiendo que solo hemos recorrido un camino sin principio y sin final. No sabemos dónde está la meta para correr tras ella, simplemente andamos el camino sin rumbo y sin dirección. Para sentirse vivo se necesita encontrar el motivo para vivir, el impulso para desear abrir los ojos cada mañana. Necesitamos la razón para vivir, la razón para sentir, la razón para ser.
Para “sentirse vivo” debemos de amar. Amar con locura, con pasión, con total renuncia, entregando no solo el cuerpo, sino el alma completa, desnuda, y sin reservas. Besar pero no solo con los labios, sino con el corazón, tratando de decir sin palabras lo que se siente, lo que es uno capaz de hacer por el otro, es sentirse vivo. Fundirse en un largo y silencioso abrazo, como si el cuerpo se quisiera unir permanente al cuerpo del otro, tratando de que cada poro de nuestro cuerpo exprese el sentimiento, lo que uno es, lo que uno ama, eso es sentirse vivo. Dar sin límites, sin condiciones, sin pensar en uno mismo, a pesar de correr el riesgo de sufrir, es sentirse vivo porque finalmente sufrir, también nos hace sentir vivos.
Para “sentirse vivo” debemos de aprender a respirar. Respirar profundamente tratando de tomar todo el aire existente, todo el oxigeno que nos regala día a día la naturaleza, intentando que absolutamente cada parte de nuestro cuerpo lo reciba también. Intentar que en un respiro, entre a nuestro cuerpo toda la carga positiva que se necesita para dar vigor a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestro espíritu.
Para “sentirse vivo” debemos de aprender a sonreír. No importa a quien, no importa porque. Sonríe al mundo, por estar vivo, por haber nacido, por estar solo o por estar acompañado. Por tener problemas sonríe, que son oportunidades para pensar y buscar soluciones y darte cuenta que estás vivo, que piensas, que puedes salir adelante. Sonríe a tus amigos, pero no olvides sonreír a tus enemigos. Unos y otros te dan muestra de fortaleza para seguir y para sentirte vivo.
Para “sentirse vivo” debemos aprender a sentir. Siente la sangre correr por tus venas, siente todas las emociones que te da la vida, siente tu cuerpo centímetro a centímetro, siente el cansancio por el trabajo diario, siente dolor y el sufrimiento, siente la nostalgia y la melancolía, siéntelo todo, siente la vida.
Sentirse vivo es amar profundamente, sufrir intensamente, reírse fuertemente, llorar sutilmente, enfrentar la vida valientemente. Vivir sin miedo a equivocarte ya que el fracaso te dará oportunidad de comenzar un nuevo camino. Vívelo y siéntelo. Emociónate de cosas simples que te regala la vida diariamente. La naturaleza, el paisaje, el día, la noche, las estrellas.
Toma la vida en tus manos y no la sueltes, es tuya, disfrútala. Ama, respira, sonríe, siente cada gota de tu existencia. Intenta nuevamente ser niño viviendo y disfrutando como lo hacías cuando eras pequeño, como cuando caías rendido de cansancio por haber jugado y disfrutado el día entero. Has todo lo que tengas que hacer, porque cada día de tu vida, hasta el último día de tu presencia en este mundo y hasta el último aliento, corra la sangre por tus venas y puedas realmente SENTIRTE VIVO.

1 comentario:

  1. tus comentarios para compartir me asombran por que hay mucho de cierto ya que clgunas veces que te comportas como un miño te sientes ridicula pero en ese momento lo disfrutas y no importan los comentarios de los demas y creo que deberiamos retomar la niñes un poco mas seguido ya que te libera de muchas tensiones en eso te apoyo y tu filosofia me asombra ya que me hace reflexionar muchas cosas como los amigos angeles y tienes mucha razon debemos estar mas al pendiente de esas pequeñas cosas o comentarios que pasamos a la ligera y no meditamos sigue asi chica con suerte.

    ResponderEliminar